sábado, julio 31, 2010

Pretexto de una noche de desvelo o musa callate y dejame dormir en paz!


Gracias por no besarme,
gracias por estar a mil años luz
cuando creí tenerte presente en mi ser...
Gracias por cada grano de tiempo
cuando sentí tenerte cuando estabas esquiva
gracias por las últimas caricias...
Gracias por no decir "te quiero".
Por ser impacible con los hechos
por hacerme recuperar mi fe
en las letras que nunca dejaré.

Gracias por recordarme mi lema,
mi dogma y mi fe:
"A nadie le interesas".
Y una última vez
Gracias por patearme, "sin querer"...

martes, julio 20, 2010

Sin ataduras ni controles


Te amo como a la vida misma
Como a la vida misma te extraño
Extraño tu roce, tu tez, tu mirada,
Tu mirada que desnuda mis sentimientos,
Sentimientos heridos más no confundidos,
Confundidos entre la soledad,

La soledad…
La noble compañera egoísta y celosa,
Que nos hace perecederos, intangibles
Que luego de muchos intentos, nos hacen vanos,
Vanos profetas del desastre por las heridas,
Heridas de nuestro pobre corazón,
Corazón ajetreado y vengativo,
Que siempre termina aguantando todo
Que termina sólo y roido
Por las pestes del tiempo
Y el salitre de los dias

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Es tuyo... Hoy entendí que el "tener el control de los sentimientos" es una forma fatua de negarse a uno mismo.

No sé qué pase mañana, sólo necesitaba que supieras todo esto...

domingo, julio 18, 2010

Purgatorio


Otra vez por aquí NarK – dijo, mientra bajaba la taza de café de la cual tomaba. -Tiempo sin verte.-

-Lo sé. Y sigo pensando que es una necedad estar aquí- respondió.

-Las necedades son para la gente necia. Dime, ¿en que puedo ayudarte esta vez? -Mientras hablaba, se podía escuchar las detonaciones a lo lejos.

Afuera mientras conversamos, hervía la guerra que muchos ignoraban. Guerra que para muchos era azarosa y tenue. Para otros, era el principio de una revolución completa al modo de ver las cosas.

-Dejé de creer en milagros hace mucho tiempo, Mefistófeles. Estoy aquí buscando respuestas.- dijo como recordando algo que había memorizado tiempo atrás.

-Hijo, las respuestas sólo aparecen cuando tienes las preguntas concretas. ¿Quieres algo de beber?- dijo mientras se levantaba a llenar nuevamente su taza de ese brebaje asqueroso que él llamaba café.

-No gracias- respondió mientras sacaba un cigarrillo y procedía a encenderlo.

Afuera un grupo de personas se organizaba. Se escuchaba las órdenes de algún combatiente que ordenaba a los camiones avanzar: -Dale, dale, ¡dale!, que no tenemos toda la noche, pronto amanecerá y ¡ni los zamuros querrán compartir esta pestilencia!-

Motores, humo. Todo el lugar era una desolación.

-Cuéntame hijo, aún no me has dicho las preguntas que embargan tu alma- dijo, mientras tomaba asiento nuevamente.

-Viejo, estoy cansado. Cansado de la misma mierda. Cansado de correr tras las mismas utopías absurdas sin sentirme satisfecho- respondió NarK.

Él soltó una carcajada.

-Disculpa la risa, no es mi intención ofenderte. No me dices nada nuevo, ni nada que yo no sepa-

Una explosión interrumpió la conversación, mientras la onda expansiva golpeaba las paredes del recinto. Ninguna cayó. Nadie se inmutó. Mefistófeles y NarK, seguían mirándose uno al otro, como dos guerreros en una tensa calma esperando el primer golpe del vecino. Se escucharon gritos, luego mas disparos, pero para ellos, era como el ruido de un televisor a lo lejos, que transmitía alguno de esos clásicos de violencia, llamados cine de acción.

-¿Dónde estoy?- preguntó mientras sacudía el sobretodo que llevaba puesto.

-Estas donde quieres estar. En un sitio donde tus cenizas cayeron alguna vez, antes que decidieras estar solo otra vez- Bebió un poco de su café mientras con a otra mano, jugaba con el humo del cigarrillo de su vecino, el cual al roce de sus dedos, caía hecho ceniza.

-Olvidé qué es confiar en la gente, Mefistófeles. Olvidé como vengarme, como a no darlo todo y seguir, sin pensar. Sólo siendo uno más de la colonia. Y aún así, sigo creyendo que eres el ser menos indicado para escuchar esto.- dije mientras veía como caía la ceniza de entre los dedos de su interlocutor.

-Ah, pequeño. ¿Pero qué haces aquí entonces? –Levantó su mano y apuntó su índice contra su frente. -Tu soledad ya no te llena o ¿es que acaso te cuesta conseguirle coherencia a los esquemas que están en tu retorcida cabeza?

-Viejo, esto de ser un cadáver andante no es ningún orgullo. No se puede escapar del pasado, por más que uno sea muy veloz. Esto de estar muerto y vivir un día a la vez, pedazo a pedazo, esperando la cura a una enfermedad terminal, ya carece de sentido para mí. La media cordura que me quedaba, la he tropezado tantas veces y no deseo hacerlo más. Quítame lo que queda de mí, o devuélveme lo que te di.

Las orugas de un tanque se escuchaban a lo lejos. Un nuevo contingente se acercaba a un nuevo enfrentamiento.

-Hijo, tu hiciste un trato, tu firmaste un acuerdo. Sólo estas ahí porque tú así lo quisiste. Estas tropezando la inmundicia que decidiste poner ahí, la que todos los días convertiste en un velorio remoto, sin féretro ni muerto al que velar.- Tomó el cigarrillo que tenía NarK entre sus dedos y lo tiro al piso-

-¿Qué haces?- preguntó sin pensar y dudándolo al mismo tiempo.

-Esto- refiriéndose al calcinado cigarrillo a medio fumar que yacía en el piso.- Eres tú: Una estampida de sentimientos que te llevaron a la ruina. El peligro no soy yo, el peligro fue lo que me vendiste: tu alma. Esa vasija de amor, dolor, penas y dudas, que se cotiza muy bien en el mercado. Ustedes los humanos, pagan por ver eso. Pagan por sentir. Creen que sentir es estar vivos. Hasta que llego yo y los saco de esa “pequeña locura ingenua” que es creer estar vivo- dijo mientras dibujaba con sus manos unas comillas en el aire.

Se levantó de la silla y prosiguió hablando como si estuviera dando un discurso a una gran asamblea.

- Tú ni siquiera aún, después de tres siglos, sabes por qué no estas muerto. Sólo te adelanto que aún no sabes ni siquiera lo que quieres. Lo que a veces odias con locura, otras veces te atrae sin lugar a dudas.

-Sigues sin darme respuestas- le espetó.

-Sigues sin hacer las preguntas concretas- dijo, volviendo a tomar asiento.

-Ya perdí la esperanza de creer, ya no tengo el fanatismo de la ira. Ni siquiera respiro. Sería agradable que acabaras con este juego- Dijo, mientras su voz casi se quiebra en un llanto amargo.

Una sonrisa sarcástica se dibujó en el rostro de Mefistófeles. –Recuerdo que eras uno de los pocos que se preguntaba: tanto matarse en la vida ¿para qué? ¿Al final te queda algo? ¿Cuantas veces creíste ahogar tus penas en el alcohol y ellas siempre terminaban flotando en tu cabeza? Muchas personas te dijeron que olvidándote de los problemas del mundo, no ibas a resolver los tuyos. Te dí el poder, o mejor dicho, su forma tangible mejor conocida: el dinero.-

NarK soltó una carcajada. Esta conversación se había repetido una y otra vez a través de los siglos. Al final siempre tenía la misma respuesta. Afuera, comenzaban las madres a gritar por sus hijos muertos en combate y los truenos mezclados con el ruido del tanque acercándose, presagiaban tormenta.

-Las reglas de la sociedad nos ponen grilletes imaginarios para unos. Para otros son la fuerza para demostrar que son más capaces. De qué me sirvió el dinero, si muchas veces no pude comprarlo todo.- Dijo NarK.

-Tú lo has dicho. Mejor no pude decirlo yo. Todos ustedes necesitan creer en algo, por absurdo que parezca. Todos necesitan creer en una estupidez. No existe fuerza divina capaz de razonar por ti. Entiéndelo de una vez.

-¿Y tu? ¿Qué eres? ¿Otra excusa?- preguntó con odio en sus ojos.

Una nueva detonación, silenció el ruido del tanque que se acercaba. Luego, silencio. Ya las madres no lloraban a sus hijos.

-Yo soy la ausencia de valores y moral. Soy quien susurra excusas indelebles cuando mienten. El que los convence de evitar los sacrificios tangibles y aplaude los fatuos. Pero mi trabajo preferido es el de susurrar promesas tácitas incumplibles. Y lo que más me entretiene, es verlos pasarse la vida dándose golpes con la misma piedra sin querer enterarse de lo que deben aprender.

-Eres egoísta- le dijo. Lentamente sacaba el puñal que traía. Esta iba a ser la última vez que tenía esta conversación. Sólo quería matarlo. La venganza se había despertado en él. Si alguno de los dos moría, ya el sufrimiento llegaría a su final. Cerca, tan cerca de poder descansar. El tiempo alrededor se detuvo. Sorprendido y desesperado, sus ojos se llenaron de lágrimas.

Mefistófeles sonrió a leer en sus ojos el vano intento de alguien que trata de acabar con la vida de otro ser.

-Soy el verbo, hijo. Soy la necesidad explicita del masoquista que es presionado para poder avanzar. Hoy cometiste otro pecado más: el de perder la esperanza queriendo luchar. Debiste aprender que es preferible sufrir un tiempo y alcanzar la paz, que a pasarte en el infierno del tormento de una duda. Ahora te toca despertar.-

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Anoche tuve la peor pesadilla de mi vida,
al punto que no deseo dormir mas…

viernes, julio 02, 2010

Parada de autobuses


Espera...
Necesito que me esperes vida mia.
Con la rabia y el desasociego del amor de un día,
con el hilo transparente del espasmo de gloria
de tu piel mas mis dedos terminando en caricia...